Yo no sé qué sería de mi sin el mundo de los sueños, a veces es tan intenso conmigo, pero tanto, me revuelca tanto como el mar embravecido. Desperté desconcertada por no poder distinguir la realidad entre este mundo y aquel, mucho tiempo pasó desde la última vez que desperté así, con tanto en la piel, en los ojos, en el corazón. Fue tanto que dudé en compartirlo, pero basta de preámbulos, sé que no te gustan mucho viniendo de mi.
Una habitación, con luz tenue, tibia, cálida, la temperatura perfecta, sin frío, sin calor al exterior; al centro del cuadro algo parecido a una enorme cama, firme y suave, las sábanas blancas, o de un azul muy muy ligero, casi imperceptible, blanco azulado quizá, y encima un edredón afelpado, pero liviano, invisible, si, sé que es raro, pero así era, tu y yo dentro, abrazadas, frente a frente, las piernas entrelazadas pero nada sexual, en ningún momento. La atmósfera se empapó de ternura, acompañada de silencio en un principio, nos veíamos a los ojos, mi brazo derecho debajo de tu cuello, mi mano izquierda acariciando tu rostro, tus brazos en mi cintura, comenzaste a decirme todo lo que sentías, como ayer, muy similar a ayer, y yo sólo te escuchaba, con mucha atención, el silencio seguía ahí, hablaste de lo inconcebible, de mi falla, del dolor, seguimos entrelazadas, la tristeza se juntó con el dolor, comenzamos a llorar, yo nunca te he visto llorar, así que no imagino mucho cómo sea, pero en el sueño sólo caían las lágrimas de ambas, y yo besaba cada uno de tus ojos para bebérmelas, mientras comencé a explicar lo que ya sabemos no tiene explicación; hablamos y hablamos sobre el tema, y fue tan distinto, porque nos escuché con voz firme pero con un volumen exacto para escucharnos sólo tu y yo. Hablamos tanto.
Me impresionó tanto la sensación de realidad, fue como si al estar así, tan cerca una de la otra todo fuera más transparente, como el edredón, de pronto comenzó a sonar algo en piano, quizá algo de Chopin, o Satie, y es que era una melodía que conozco pero en una versión muy, muy lenta; tenía mucho tiempo que no escuchaba música tan exacta en mis sueños, y si, es bastante regular el tener un soundtrack onírico para mi, pero en esta ocasión la precisión de su entrada en cuanto hicimos silencio, me sorprendió. Todo comenzó a girar alrededor, y lo digo porque, aunque no había nada más, ni paredes, ni muebles, podía distinguir el movimiento a nuestro alrededor, a pesar de la poca iluminación. Sentí todo, la luz, las sábanas, la piel, tu voz, tus ojos, todo, nos abrazamos fuerte, muy fuerte, y nos quedamos ahí.
Duró mucho tiempo, o bueno eso sentí, porque cuando desperté dudé por completo de la realidad, no sé si te ha pasado que sueñas adentro de un sueño y luego despiertas pero en otro sueño, bueno a mi sí, y de pronto creí que eso era lo que estaba sucediendo, pero no, sólo desperté a esta realidad, aún no salía el sol, así que mi confusión fue aún mayor, tardé más de lo normal en entender que había sido un sueño. En mi cabeza resonó amor,y tu, no sé si lo dije o lo pensé.
Luego no hice más que levantarme en irme a hacer ejercicio, en un estado mental tan confundido y adormilado, no sabía bien qué sentir, así que sólo dejé que el cuerpo funcionara de la mejor forma. Te extraño.