Como cuando me pides que te cante al oido mientras establecemos lazos después de andar felices y llenas de ternura entre nuestro mar de estrellas. En esos instantes cuando luces extraña ante mi, cuando llego a sentirte ajena no hay nada mejor que ocultar mi boca en tu cuello y comenzar un recorrido que te lleve reconocerme. Nada tan bueno como sentir tus besos llenos de ganas sobre mi espalda al amanecer; no sabes que mis ojos no se abren por temor a estar soñando, no se abren porque hay cosas en la realidad que sólo el corazón distingue, cosas que son sólo entre tu y yo.Después sólo me dices: disculpa es que se me antojó, y me abrazas. ¿Qué puede ser mejor? Nada es tan bueno como aquella noche en que nos encontramos, cerca de mi banca favorita, y nos abrazamos como se abrazan aquellos árboles enamorados que te presenté. Y así seguimos. Nada mejor que matar a la distancia con puro amor, nada mejor que ser feliz con sólo abrir los ojos y encontrarte; nada mejor que tomarte entre mis brazos para cuidarte, para protegerte del llanto en alguna luna llena.