El tiempo es una medida ¿de qué? Sólo la filosofía y la física se han dedicado detalladamente a investigarlo, a describirlo, a desmenuzarlo, y sólo para que los humanos, los únicos interesados en el concepto, podamos entenderlo un poco; aunque creo que hemos sido vencidos en esa contienda, y nos conformamos con aceptar que el tiempo existe, y que es algo que pasa sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras ideas.
En ocasiones nos referimos al clima como el estado del tiempo; siempre me ha parecido que es un intento por describir cómo lucirá ese momento, si está frío, si trae calor, si está húmedo, incluso si trae nieve, o se siente helado, también puede estar templado.
Otra forma de hablar del tiempo es para describir hechos, si pasa algo complicado nos referimos a tiempos difíciles, si pasa algo triste decimos que son tiempos oscuros, y cuando es lo contrario pues podemos decir que es tiempo de brillar; siempre la luz a lo bueno y la oscuridad a lo que no podemos entender; están los tiempos de calma, los tiempos muertos, los tiempos de producir, los de generar, los de hacer ruido y los de callar, pero siempre le podemos poner un traje distinto al tiempo, de casi todo.
Sin embargo, creo firmemente, que casi todo el tiempo, ja, hacemos y vivimos en una mezcla extraña de sentires con el clima, los momentos y las emociones, y no tenemos claro nada, pues aprendimos la rara costumbre de comer tres veces al día, sabores que nos gustan; para eso tenemos que generar, tenemos que producir, vivir e incluso sobrevivir; pero tampoco queremos dejar de lado todo lo que conlleva algo así, disfrutar, ser responsables, tener claridad, actuar de manera consecuente por más complicado que se ponga a veces.
Por más oscuro que se vista el tiempo, por más difícil que sea la jornada, por más pesado que parezca el presente, por más que ahogue el calor, por más extraño y ajeno que luzca el panorama, por más desconcertantes que nos deje el tiempo, nunca digamos frío hasta que veamos pingüinos; porque, como dijo mi abuela: si tiene arreglo entonces la preocupación no tienen sentido, y si no tiene arreglo la preocupación sale sobrando.