Llorar hasta que los miedos más profundos, más indescriptibles,más desconocidos se desvanezcan.
Recordar hasta perder la memoria,y con ella matar todo lo que fui.
Golpear paredes, golpear los muros más altos y anchos del corazón, derrumbarlos con las manos a flor de piel, tirar cada una de las piedras que levantamos, tirarlas con toda la intención y la inseguridad de lo que hay afuera.
Quedar tirada en la alfombra del cuarto más frío, con los gritos pegados en los oídos, tatuados.
Así se busca aceptar lo que tu decidiste, así nada mas, así, hasta que el abuelo tiempo nos toma de la mano, nos carga como a un niño y nos acaricia el rostro para arruyarnos el corazón con una canción que va inventando.