Pendía de mi cuerpo como de un puente,
fuerte, sostenida de un solo brazo,
viendo sólo hacia arriba.
...siempre he disfrutado ver el cielo...
Mientras mis piernas se deleitaban con el vacío,
con la nada que siempre está,
siempre después de morir;
todo mi peso era ligero
mi cuerpo estaba desnudo de todo,
y yo seguía mirando al cielo.
La sensación del aire pegaba en mis adentros,
no tenía frío,
sólo era el viento de vivir,
fugaz, andante, inquieto, sin lugar a donde ir.
Vivir, viendo siempre al cielo...