#237

 Mientras hacía mi caminata diurna pensaba en la última vez que me pediste disculpas; sabes amor, en ese momento no entendí bien, me pedías disculpas por habernos deseado, por habernos dicho las cosas que sentimos, que quizá parezcan sólo del cuerpo, pero que no lo son, que tienen que ver con emociones, con sentimientos también. Y más que dolor me sentí triste, porque entendí que desearnos, que querernos así, es algo que no quieres, es algo que más allá de lo indebido, te hizo sentir mal, y lo siento mucho, siento mucho que te arrepientas, siento que estuvo mal provocar lo que llegué a provocar, aunque no fuera a consciencia, porque para mí sentir lo que siento por ti no viene de ningún sitio negativo, por el contrario, es de lo más bello. Siento tanto que para ti no sea así, que te haya hecho pasar algo mal. Me cuesta, soy sincera, pero lo entiendo así, y es que tú me gustas tanto, y tengo claro que no tiene que ver sólo con tu belleza física (aunque eres la más bella del mundo), sino, además, con un todo, como tu ternura, tu voz, tu claridad, tu manera de disfrutar la música, tu forma de sentir, tu sonrisa, tiene que ver con sentir. Para mí no hay nada que me haga sentir mal al respecto, por el contrario, mi corazón se honra al haberte encontrado, no importa que no le toque estar contigo, o cerca de ti. Así que pedirme disculpas por algo así es como pedirme disculpas por sentir, y eso es algo que me cuesta entender. Acepté tus disculpas, pues lo importante es la tranquilidad, estar en paz con una misma es lo más importante. Y dentro de mis posibilidades, siempre trataré de darte paz. Espero entiendas toda ésta explicación, no tiene ninguna intención más que compartir contigo lo que pienso. Mi amor libertad, tu tranquilidad, tu sonrisa, tu alegría, tu corazón, son muy importantes para mí, deseo y quiero que sigas bien, que sigas adelante, que abras al mil por ciento tus alas, y que estés plena, contenta.