Todo tiene una razón, bueno, a veces sólo el corazón se salva de eso. Tenía seis o siete años cuando estaba jugando en el jardín del barrio, siempre corría por todos lados, muy rápido según mi percepción, en esa ocasión iba cruzando el jardín, o sea estaba sobre el pasto, en ese entonces eso no estaba prohibido, sólo utilizaban alambre de púas para proteger ciertas partes, sobre todo unos círculos que tenían muchas flores en su centro, de muchos colores y especies. De pronto miré que en uno de esos círculos había una flor muy bonita, con muchos pétalos rojos, un tallo muy delgado, y hojas verdes, onduladas, ahora se que se llaman geranios; el asunto es que me gustó mucho, pero para entrar a cortarla tenía que pasar a rastras por debajo del alambre de púas, no lo dudé, así que me agaché hasta estar acostada sobre la tierra, estiré la mano y no alcancé, me hice más hacia adelante, y llegué al tallo, lo sostuve y la arranqué; a la par sentí un tirón en mi pie derecho, en el empeine para ser más precisa, se había atorado en el alambre de púas y me corté, fue algo muy rápido e impresionante, inmediatamente me salí del círculo, solté la flor, y miré mi pie, lloré mucho, y recuerdo bien que lo primero que pensé fue: ¿para qué corté la florecita?.
Lloré más, sé que no es una historia muy bonita de contar, ni parece muy alegre, pero tiene un final feliz; en mi lógica de niña sentía que si a mi me había dolido una simple cortada pues a la flor seguro le había dolido mucho más ser arrancada de un tirón desde su tallo, y eso me hacía sentir profundamente triste, desde entonces no corto flores. Sé que suena a una historia boba, sólo hoy se me vino a la mente porque me crucé con unas flores de esas en el camino, y me puse a pensar en el miedo y la preocupación que me da el lastimar a otros seres vivos, siempre se convierte en una sensación de culpa cuando me doy cuenta, y pesa; supongo que a todas nos pasa. Ahora sólo conservo una cicatriz, que me recuerda que el cuerpo está hecho para sanar, y que las heridas se cierran, se curan, por naturaleza. Una cicatriz es la prueba de que algo que nos dolió o nos dio miedo ya pasó, ya acabó; una cicatriz que me hizo amar a las flores de otra manera, sin deseos de posesión, y eso me alegra el corazón.
Por otro lado, agradezco mucho que me digas cuando algo no se siente bien, o no te gusta, me ayuda a ser más atenta respecto a mis palabras y a mis actos, aunque quizá no lo parezca. Me he dado cuenta de que no tenía idea del grado de sensibilidad que estás experimentando en estos momentos, pensé que lo entendía pero no, hasta hace horas lo entendí mejor, me quedó más claro, y siento tanto no haberlo entendido antes, o sea pensé que si lo entendía, pero no; sé que suena redundante, siento mucho haber sido tan egoísta. Mi amor libertad, sé que puedo hacer reír de maneras más dulces, menos dramáticas, quizá más claras, soy bastante simple casi todo el tiempo. Te extraño.
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