sábado, noviembre 09, 2024

#234

 Sabes amor, cuando platicas conmigo, de lo que sea, hay muchos gestos que disfruto, pero el que más valoro es el de tu sinceridad, ese me vuelve loca, en el mejor de los sentidos, porque aprendo mucho, porque me haces enfrentar realidades y responsabilidades que están sólo en mis manos, tu ves lo que nadie más ve, y lo dices así, de manera directa, sin tapujos, porque lo tienes claro, he aprendido mucho de mi a través de tus palabras, y te lo agradezco. Me gustaría ser más dulce, más delicada, saber hablar mejor, no sonar tan dura a veces, estoy aprendiendo, lo pongo en práctica a diario, nunca quiero que pienses lo contrario, si en algún momento vuelves a hablar conmigo. Te doy toda la razón cuando dices que este año ha sido fuerte, muy, pero muy fuerte, en muchos sentidos, pero, para mi, encontrarte ha sido de lo más bello. Estoy tratando de sacarle brillo a la ternura, lo cierto es que no sé bien quien encontró a quien, tu me viste, y yo te vi después, y luego, bueno, sólo luego. 

Hoy miré unos colores maravillosos en el atardecer, sentí que me tocaban el corazón, me estremecí por segundos, creo que disfruto mucho de esas pequeñas cosas, de su espontaneidad, de la fortuna al poder mirar, al poder sentir con todo el cuerpo, con toda la involuntaria alegría, porque es lo que esos instantes me hacen sentir, y sonrío, recargada en mi ventana, mirando al atardecer, dejando que cada color se me cuele entre la vida. Te extraño.

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