Hornear algo para el frío, escuchar la voz de la abuela mientras recordaba a sus hijos, uno en especial, el tocayo; dicen que nos parecemos en la simpatía, en la forma de disfrutar las pequeñas cosas, incluso en la manera de cuidar de otras personas. ¿Será? Genética quizá, herencia inevitable. Lo cierto es que me encanta despertar muy temprano y hornear, me gusta descubrir nuevos lentes con los que mirar la vida, mi corazón está aquí, en medio del frío y en tranquilidad. Al desnudo.
miércoles, enero 22, 2025
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