Hoy salí a caminar, después de meses que no lo hacía, salir y no pensar sólo sentir el paisaje, justo un poquito antes de que comenzara el atardecer, y el tiempo se me fue volando, casi como si hubiera salido corriendo y regresado, extraña sensación. Trato de observar mucho cuando salgo a caminar, sobre todo cuando no hay tantas personas en la calle, siento que así la ciudad genera una calma contagiosa, el silencio de la urbe es distinto a todos los otros silencios, porque no es absoluto pero si notable. Volví a preparar la cena para la familia, el día lo ameritó, sólo por convivir un rato, platicar, ponernos al corriente de lo que pasamos cada uno, la vida nomás.
Sabes, nunca había conocido a alguien que se abrumara con los cariños, y lo peor es que eso sólo me produce más ternura, no tengo remedio, te extraño.
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