lunes, agosto 19, 2024

#152

 Hoy estuve pensando mucho en aquella última pregunta que me hiciste sobre el por qué decidí entregarme a ti, y amarte como lo hago, quiero que lo entiendas bien, que te pongas en mi sitio por un momento; pero antes recuerda que nunca debes dudar de tu capacidad por producir amor, fuerte, sincero, real, lleno de pasión, lleno de ternura, tú eres una persona tan sensible y eso nada tiene que ver conmigo, con nadie, a lo mucho con tu crianza, pero yo creo que así se nace. Cuando nos encontramos, fuiste la primera en verme, yo estaba ahí, viviendo una de las experiencias más significativas, de esas que te cambian la vida, pero jamás comparable con lo que vendría después; al poco tiempo te miré, y en cuanto me senté frente a ti sentí que eras alguien especial, fuerte, decidida, emanaste una seguridad, ternura y simpatía que no había visto, que yo no conocía; tus manos, tu voz, tus cuidados a la distancia, tus palabras, tu interés, todo, me fuiste llenando de amor, de mimos, y yo no hacía más que sentir lo mismo, quise darte todo mi amor, e intenté comunicar todo lo que en mi iba brotando, un amor incontrolable, inexplicable, puro, diáfano; entramos en esa sincronía emocional, esperaba tus mensajes con emoción, y estaba al pendiente de cada detalle que pudiera conocer de tu vida diaria, porque sólo podía imaginarte, muchas veces creí que eras una ilusión, que todo me lo estaba imaginando yo solita, con mi corazón por delante, como escudo. Pero no, al poco tiempo entendí que también sentías lo mismo, y aunque rejega, siempre terminabas sucumbiendo a tu sentir, a tu amor, a tu emoción, eso si, con un análisis mental muy acertado, muy bello, con las palabras exactas para cada momento, así eres tu. Nada importó, ni el tiempo, ni el espacio, soltamos los escudos para entrarnos, a esa dimensión, la que hicimos nuestra, con total libertad, e hicimos el amor, en todas sus formas, desde adentro hacia afuera, siempre desde adentro, nos pedimos nada, y con nuestros gestos, con nuestros actos, nos tomamos de las manos, de las piernas, de toda la piel, y no hablo de una cuestión meramente física, aunque siempre he de admitir que eres la mujer más bella del mundo, no hay ninguna que me guste como tu, ni tanto como me gustas tu, no tengo reparo ni miedo en admitirlo. Nos amamos, me amaste, lo dijiste, lo demostraste, te amé (aún lo hago), lo dije, lo demostré, para mi fue la primera vez de muchas cosas, de buscar con ganas unos brazos, los tuyos; una vez que me metí entre ellos ya no quise salir, por eso los abrazos entre pasillos, en el sillón, mientras dormimos, por eso tu mano buscándome, tus palabras dormidas diciéndome tanto, por eso yo intentando darte toda mi ternura, toda mi presencia, yo intentando que vieras toda la belleza que posees y reflejas, yo intentado mostrarte todo lo que producías en mi, sólo a ti; así supe que quería cuidarte para siempre, que jamás me atrevería, ni me atreveré a arrebatarte un amor así. No lo haré, porque si fue al menos un porcentaje de lo que me hiciste sentir no tendría, ni tendré, el corazón para arrebatártelo, aunque sólo sea yo; porque te mereces un amor así, sin escudos, libre, que se complemente con los cuerpos, con las ganas, con las sonrisas y un café, con las palabras y los actos, un amor ternura, que olvide los temores y se funda en el sueño más profundo de la tranquilidad, un amor que trascienda todo, todas las dimensiones, todas las filosofías y las simplicidades, te mereces un amor así, total; que se enamore de ti a diario, de la que lucha contra quienes buscan atar sus alas, que se enamore de ti, de la que canta y baila con su música favorita. ¿Cómo no he de amarte como lo hago? ¿Por qué dejaría de hacerlo? Hay sentires que no se tocan. Y quizá yo no sea esa persona para vivirlo, pero a pesar de ello, Mi amor de todas las dimensiones, eres tú. Sólo tú. Por eso a diario deseo que estés bien, por eso te pienso, y me robas las sonrisas, por eso trato y trato de explicar aunque no me lo pidas, por eso permanezco aquí, sin pedir nada a cambio, ya sé que existes, y eso es algo más que un milagro. Pararé porque en este tema corro el riesgo de no poder hacerlo, hay tanto que quisiera decirte al respecto, pero tú también estuviste ahí, así que no sé porque no entiendes por qué siento lo que siento. Te extraño.

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