jueves, agosto 08, 2024

#141

 Hoy desperté invisible, nadie me miró durante la mañana, absolutamente nadie, es extraño esto de padecer una enfermedad en soledad, en completa soledad, atenderse por completo a una misma, para comer, para dormir, para mantenerse en un sitio adecuado para la recuperación, y que nadie esté para auxiliarte, ayudar, o algo, me gusta estar aislada, siempre me ha gustado, pero estos días ha sido muy distinto; el cuerpo ha entrado en un estado alterado de la consciencia, y a mi siempre me va bien en ello, reflexiono mucho. Hoy pensé mucho en el amor propio, o en lo que llamamos así, y me di cuenta de que es muy fácil confundirlo con egocentrismo; también descubrí que somos seres totalmente solos, en cada espacio, y en cada momento, los vínculos existen cuando se manifiestan, y sólo unos cuantos sobreviven a las vicisitudes de la vida, también entendí que el amor se trata de querer, de realmente querer, más allá de que nos quieran, a quien elegimos para dar nuestro amor, nuestros afectos, por convicción, no por compromiso, porque la joya de esa corona es sólo sentir. Tengo una saturación de sensaciones y emociones, soy mi cuerpo, y esta convalecencia se está convirtiendo en un viaje lleno de luz. Me pregunto ¿qué pasaría si un día me fuera devuelta toda la ternura y el amor que he dado en esta vida? que maravilla ¿sería capaz de aguantar tanto? ¿dónde está, dónde queda? no puede reducirse todo a los recuerdos, sería injusto. Ya estoy desvariando, debe ser que he pasado más tiempo en la dimensión de los sueños que en esta, por cierto, muchas gracias por recordarme que no soy invisible, mi hacedora de sueños, mi amor libertad, sigue cuidándote, no desistas, te extraño.

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