#54

 La intimidad, esa que aún no ha sido puesta en las canciones, ni en los poemas más eróticos y amorosos; la intimidad de un primer beso, la dulzura de tomarnos de la mano, de abrazarnos en cualquier sitio de algún espacio que compartimos, esa intimidad que no tiene palabras, porque no se puede describir. La intimidad de los sonidos que no resuenan más que en los recuerdos, que sólo tienen eco en las ganas, esas ganas que sólo existieron en la intimidad. En la nuestra. Es difícil el cuerpo cuando no encuentra su lenguaje, es complicado cuando sólo sabe desear a quien ama, pero también es libre porque no necesita a nadie más cerca para darse. La intimidad, esa que es irrepetible, esa que sólo le pertenece a ciertos seres, que es sólo suya, nuestra; una intimidad que veló los sueños, que preparó café, que nos dio tantas sonrisas, y amor, esa intimidad que nació antes de encontrarnos, es curioso pensar que no tiene palabras cuando casi todo el tiempo fueron ellas quienes nos la mostraron, para después hacernos actuar. Te extraño.