Una vez comí peyote, y las Yucas caminaron a mi lado por el cerro del quemado, era noche de luna llena, y todo estaba iluminado de manera natural, en un punto miré al cielo y había una danza de estrellas fugaces, pedí todos los deseos posibles, pero eran demasiadas estrellas, tantas que mis deseos se quedaron cortos. Siempre he pensado que las plantas mágicas, como les dicen, me tratan muy bien, no sé porqué y tampoco me interesa investigar la razón. Lo único que de verdad aprecio es todo aquello que me han permitido ver y sentir, dentro y fuera de mi, pero siempre más adentro. Y aunque hace años que no ingiero nada de ese reino, siempre he pensado que podemos llegar a esa sensibilidad si nos lo proponemos, sin necesitar provocarla con sustancias naturales. Hoy desperté pensando en eso porque tuve sueños muy intensos, tanto que creo me los traje, en momentos, a ésta realidad, incluída una tormenta que no acaba de caer, sólo se asoma. No sabes lo bonito que se siente el hacerte sonreír. Te abrazo.
martes, junio 17, 2025
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