En definitiva, que bueno que soy baterista, creo que lo hago bien. Hoy fue un día de silencio notable, de una tranquilidad necesaria. Apenas hace un rato me senté a leer las noticias, entre semana lo hago por las mañanas, los fines de semana las reviso ya hasta que está por acabar el día, y pienso: que días son estos para vivir. Me siento segura y afortunada de tener un espacio que me brinda la oportunidad de estar, de sólo existir, de respirar sin prisas y sin tanto agobio. Aunque me pone triste el caos por el que atraviesa mi madre, lo único que deseo es que ella deje de sentir esas preocupaciones, esas penas que aprietan al corazón, intento darle apoyo para que nunca dude de que todo esto va a pasar.
Las penas pueden ser tan profundas, pero nunca llegarán al núcleo del corazón, de nuestro instinto de supervivencia; asustan, es verdad, pero estamos hechas para sanar, todas, completas. Y si nos rompemos pues quizá sea sólo el proceso necesario para volver a reiniciar lo que somos, de distinta manera, siempre en evolución. Pienso en ti, en tus ojos, bonita, amor libertad. Estoy aquí. Te abrazo.
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