sábado, febrero 08, 2025

Domingo

 Hoy me he dejado enfrentar los temores, adentrarme con consciencia a los pensamientos de los que he estado huyendo en los últimos días, y todo se ve más claro, se siente más claro, aunque hay un temor constante al rechazo, pero no me va a detener, lo haré a un lado por un tiempo, quizá ahí en el olvido desaparezca, fingirlo hasta hacerlo real. Me senté casi toda la tarde a hablar con mi corazón, lo tomé de la mano y lo escuché, tenía tiempo queriendo decir ciertas cosas, cosas ciertas, sobre lo que sabe y lo que siente, siempre me sorprende, siempre lo logra, y concluimos varios temas, entre ellos el del amor; él nunca cambiará, y lo dejó claro, es firme, aunque a veces no quiera escucharlo, siempre ha sido así. Al final queremos lo mismo, y calma mi rebeldía sin causa, me hace ver lo adulta que soy, y lo importante que es seguir creciendo, no se puede huir de la madurez. Es extraño saber que tenemos el mismo corazón toda la vida, en esencia, a pesar del tiempo, de lo que pasamos, es el mismo, tanto como lo somos nosotras mismas. Los cambios son necesarios, nunca se detienen, pero hay estructuras que vamos aprendiendo y no podemos soltar o modificar porque nos desequilibran, y cuando eso es inevitable entonces aparece el caos, caen todas las tormentas, todos los temblores, pero el núcleo se mantiene ardiente. Ya casi es domingo, muero de sueño, no he podido dormir bien porque el mundo onírico no me deja en paz, no me deja descansar, extraño descansar a pierna suelta. Soy transparente.

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