domingo, mayo 11, 2025

Temor

 Hace muchos años tuve un episodio severo de insomnio, pasaron semanas en las que dormir era imposible, tenía miedo todo el tiempo; al cerrar los ojos sólo podía escuchar el latir de mi corazón, y si en algún momento dejaba de escucharlo entraba en pánico, por eso no dormía, noches y noches escuchándolo, atenta, sin perder latido. El temor más grande me poseía, al pensar que quizá si no lo escuchaba era porque se había detenido, sé que no era lógico, por lo que implica que un corazón se detenga, y era más ilógico pensar que podría darme cuenta de ello. En terapia me explicaron que mi miedo tenía un fundamento básico: la consciencia de la fragilidad en la que vivimos, así, sencillo. No entendí toda la información, me parecía imposible que algo así me mantuviera despierta, la terapeuta dijo que tenía que lidiar con el hecho de que vivimos en fragilidad constante, y que era cuestión de segundos para que la vida pudiera cambiar o terminar, y que todos, sin excepción, estamos viviendo así a diario; le pregunté que cómo iba a ser posible que viviera con esa consciencia todo el tiempo, sin dejar de lado el hecho de la fragilidad, dijo que tenía que poner más atención en lo demás, en lo que nos hace fuertes, en lo que nos protege ante esa fragilidad, en lo que tenía en mis manos en ese momento, en cada momento. Al parecer estaba pasando por un síndrome que les pega a las personas que viven alguna enfermedad terminal, incurable e irremediable. A lo que le respondí: bueno, pero es que entonces todos vivimos bajo el mismo riesgo, con enfermedad o sin ella; dijo que si, que tenía que aceptar mi fragilidad. 

Poco a poco me congracié con la idea, no la olvidé, pero si reforcé todo aquello que me gusta de la vida, desde lo más sencillo, hasta lo más complejo, desde despertar hasta dormir. Mi corazón es mi escudo.  

Por ejemplo, hoy es luna llena, prendo la vela especial, enciendo el sahumerio, le pongo copal, ofrendo tabaco natural y salvia del norte, envío oraciones a las personas que amo, a cada una les deseo algo positivo, protección para todas, amor, claridad y mucha calma. La fragilidad es cosa de la vida, pero la vida nunca se debe amedrentar ante la fragilidad, porque nos hace dudar, nos hace temer, y basta sólo abrir los sentidos para dejarla pasar y alejarla un rato, nada más, que nunca se estacione; abrir los ojos para mirar la belleza de lo que nos rodea, abrir los oídos para escuchar lo que tanto disfrutamos, abrir la boca para saborear lo que nos apetece, abrir las manos para tocar todo aquello que queremos sentir, la suavidad, la aspereza, no importa; sentimos a diario, tenemos esa gran virtud y capacidad, con cada centímetro de nuestro ser, con cada célula que contenemos; y si nos vamos a lo que tenemos dentro, cada órgano, cada partecita de nuestra maravillosa maquinaria interna, podemos apreciar el universo que somos, así que no, nunca hemos de fracasar. Los tropiezos nos pueden llevar a caer, nos pueden llevar al límite, incluso a caer, y detenernos un tiempo, pero jamás nos llevarán a fracasar, no mientras sigamos vivas, ese es nuestro triunfo diario. Te abrazo bella, te tanto todo el tiempo.

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