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 La segunda jornada de asador ha estado de lo más bella y tranquila, comimos mucho, hablamos más, y mi mamá se veía muy en paz, eso vale todo, iluminó el día caluroso. Tuve tiempo para trabajar en algunos pendientes, trato de no dejar mis actividades laborales de lado aunque sea un día de descanso, y me ha salido bien. La casa se siente viva, limpia, grande, adecuada para ser mi hogar, y eso me hace sentir segura, me gusta que sea un espacio lleno de espacios.  Llegó la noche y al fin se siente un viento fresco, de ese que me lleva a dormir con las ventanas abiertas, para que se lleve los malos sueños y me traiga mucha inspiración al despertar, además del pelo despeinado, muy despeinado, acompañado de mi sonrisa adormilada. Te abrazo, siempre te abrazo.