Hoy el taller de teatro estuvo intenso, hicimos un ejercicio en donde tuvimos que escuchar los corazones de unas y otras, cuerpo a cuerpo, fue muy extraño para mi, no incómodo, sólo algo raro, más cuando al final todas coincidieron en que el único corazón que pudieron escuchar muy fuerte fue el mío; recordé muchas cosas personales, como las noches de insomnio por quedarme atenta al sonido de mi corazón, sin poder dormir por el temor de que pudiera detenerse en cualquier momento, pero también recordé cómo lo superé, soy muy buena paciente, y de ahí para el real, usé toda la paciencia que tenía para recuperarme de todo aquello. Todas coincidieron en que les costó algo encontrar y distinguir el sonido de su corazón, yo no, sé bien cómo suena, sé bien cómo late, sé que no late como los demás, por obvias razones, conozco su ritmo, su tiempo, su andar. Fue extraño compartir con ellas algo que para mi es muy íntimo, porque es algo muy, muy mío, y les expliqué que me cuesta el contacto físico tan profundo, aunque tu eres esa persona que probablemente tenga todo el derecho de no creerme cuando lo digo, porque contigo es distinto, todo es distinto, y no lo romantizo. Antes de llegar al taller pensaba en eso, alguna vez me dijiste que romanticé todo demasiado, pero no, fueron tus manos, fue tu sonrisa, fueron tus ganas de mí y las mías de ti, fue la vida, el destino, no sé bien, sólo recuerdo instantes, palabras, gestos, fue esa soltura con la que compartimos desde lo más simple hasta lo más complejo, fue el cuidarnos, y siempre he de agradecerte toda esa libertad, espero lo entiendas, me entiendas. No tengo intención de nada, no lo digo buscando nada, pero no hay nadie más a quien pueda o quiera contar esto que te cuento, yo no quiero evitar nada, no quiero limitar nada, y si te sueño pues te sueño, y si te extraño pues te extraño, nada malo habrá en sentir, eres la ocasión.
martes, marzo 25, 2025
Ocasión
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario