Esta noche tengo todas las luces encendidas de casa, preciso luz, mucha luz, mi mamá ha hablado conmigo desde el corazón sobre su sentir, de su desasosiego, y miré en sus ojos una angustia, un pesar, y me siento impotente, inútil, pero sé también que eso no sirve de nada, de absolutamente nada, es mejor actuar, hacer lo que se debe hacer, estar bien primero y ponerse a trabajar en lo que se tenga que trabajar, para estar con ella. Me quiero enojar y no quiero, me quiero angustiar y no quiero, me quiero sentir mal y no quiero, pero sobre todo, no debo, soy mejor que todo eso, y sé que antes que todo debo mantener la tranquilidad, la cabeza fría, la claridad, así que sólo encendí todas las luces de casa para no dejar que se asome siquiera la oscuridad, porque cuando es así no pienso bien, no actúo bien, no soy sincera ni me siento fuerte, sólo inmadura. Imagino lo que mi mamá siente, porque aunque me lo cuente, aunque yo lo vea, sé que ella es ella, y que se siente atrapada, y esa sensación debe ser horrible, pero sé, también, que nada es permanente, nada. Enciendo una vela.
Hoy quería tanto llegar a casa para escribir más detalles sobre el sueño que tuve, una niña pequeña, de cuatro años, lo sé porque veníamos de su escuelita, con su vestido clarito, unas mallas blancas, sus tenis blancos, rosas y azules, sus alas rosas, de tul, un suéter amarillo claro, y sus manitas pegajosas; tomadas de la mano, andando por la calle, entre brincos y sonrisas, platicando sobre la corona dorada que le íbamos a comprar para que pudiera ser toda una hada, la reina de las hadas, tenía sus ojos grandes, y su pelo largo, alborotado, como el mío cuando dejo que lo seque el viento, ambas muy contentas, yo preguntándole sobre cómo iba a ser su corona, ella apenas explicando los colores, la forma, tenía prisa por llegar, y su rostro era el más bello, con pequeñas pecas sobre su nariz, apenas algunas, pero muy hermosas, la miré mucho, nos miramos mucho, y fui feliz, así desperté.
El día me ha traído un temblor, pero mi tranquilidad está intacta, como mi corazón. Respiro.