Respira, decía mi abuelita: si los problemas tienen solución no te preocupes, pero si no tienen solución entonces ¿para qué te preocupas? Muchas veces pensé que era una frase conformista, pero luego, en ciertos límites, no queda de otra más que aceptar que puede aplicarse; sin embargo, estoy segura de que tú sabes encontrarle solución a todo, incluso a aquello que de primera no lo tiene, incluso aunque ello te lleve a los limites. Desconozco la situación en general, pero sé también cómo te enojas, me dices que estás saturada, entre otras cosas, recuerdo que cuando entrabas en estrés me decías que podías ponerte difícil, y que probablemente no querría acercarme a ti. Es raro porque yo creo que es justo en los momentos de desesperación que más necesitamos apoyo, aunque no se diga nada, aunque no se explique nada, aunque aparentemente no podamos hacer nada. Rendirse no es una opción, pero obligarse a un momento de claridad y ruido blanco cerebral a veces es preciso. Enojate lo que quieras, pero siempre vuelve a respirar, que tarde o temprano todo va a ceder. Te extraño.
martes, julio 30, 2024
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario