domingo, julio 07, 2024

#109

 El silencio con el que decimos las cosas, el viento que nos deja inmóviles, la tierra que a diario resiente nuestro andar, los ojos con que miramos, y al mismo tiempo pasa mucho más de lo que alguna vez alcanzaremos a ver, un domingo más. Me quedo inquieta, como vacía, pensando en claudicar de ciertas emociones, pero no sé bien cómo hacerlo. ¿Cuál es la diferencia entre dejar, renunciar y abandonar? Mejor la música, siempre la música, para todo. Te he soñado un par de veces, en las dos ocasiones estás sólo ahí, observando, seria pero tranquila, y en ambas veces te acercaste a mi, te quedaste muy cerca, sin decir nada, sólo a mi lado, yo te veo, pero tampoco te digo nada, y los sueños pasan, me alegra verte, siempre me alegra, pero la solemnidad de esos sueños no me permite ponerme a jugar, están llenos de símbolos, tantos que a veces soy más de allá que de aquí; son tan duraderos que puedo despertar, levantarme unos minutos y volver a dormir para seguir con la segunda parte de la película onírica, y si, los personajes y el escenario, la historia pues, continúan, no sé qué trae Morfeo conmigo, aún no entiendo qué quiere decir. Tengo ganas de algo, sólo no sé de qué, no logro descifrar, pero en el mientras no me detengo, por el contrario, iré de aquí para allá, hasta encontrar o saber. Sigue fuerte, sigue con esa ternura inevitable, y con las melodías exactas. Te extraño.

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