Una vez duré más de un mes en cama, inmóvil, con el cuerpo hecho pedazos, y agujas conectadas por todas partes, mi madre no se despegó ni un sólo momento del lugar, y siempre que podía entrar a verme se ponía a leerme, alguna parte de la biblia, no la recuerdo para ser sincera, lo que si recuerdo es la calma que provocaba en mi escucharla, desde muy pequeña siempre me leía para tranquilizarme. El asunto es que mientras estuve ahí, así, había una sola cosa que nunca perdí de vista: sanar mi cuerpo; tenía la seguridad de que no iba a morir, nunca lo dudé, sabía que tarde o temprano iba a recuperarme al cien por ciento de todo eso. Entré en un estado de concentración extrema, no había ningún dolor que me desequilibrara, por más fuerte que lo sintiera, no había nada que me distrajera de mi meta, hablé muy poco durante ese tiempo, sabía que tenía que usar cada una de mis energías en recuperarme, no iba a perder el centro, no me iba a perder bajo ninguna circunstancia, ni a mi cuerpo; la muerte y yo estábamos firmando nuestro divorcio, en mutuo acuerdo. Yo no creo en dios, pero sé que cada una de nosotras tenemos un poder que no alcanzamos a conocer, y hay ejercicios que nos hacen contagiar ese poder a otras, para mí en ese momento fue la sincronía entre tantas personas que querían mi bienestar, y hacían muchas cosas, oraban, prometían, subían y bajaban cerros, en fin, pasé un par de años acompañándolos para que cumplieran su palabra, aunque yo no profeso ninguna religión, me tocó cumplir para ellos, pues yo me recuperé tal y como lo había pensado. Nunca lo dudé. Ahí entendí que tenemos el poder de proteger y cuidar a otros con ciertos actos, estemos cerca o no; yo, por ejemplo, no paso un sólo día sin pensar en las personas que más amo y desearles desde el corazón que estén bien, que nada les duela, que vivan con plenitud y amor, tu estás en esa lista de mis personas. Soy muy ritualista, mucho, prendo mis velas, no rezo, como ya sabemos, pero si dedico unos minutos al día para mandarte amor, hasta donde estés, y te pienso bonito, con seriedad, me tomo en serio el desearte fuerza, bienestar y justicia; amor de todas mis dimensiones, cuentas conmigo y toda mi energía. Y te aseguro que esto va a pasar, vas a salir ilesa y te vas a recuperar, lo sé, lo sabes, así será, estoy segura, muy segura, tan segura como cuando supe que me iba a levantar de esa cama y me iba a recuperar. Si, también tuve mis momentos de debilidad, lloré mucho, tuve muchos miedos profundos, pero nunca dudé, nunca desistí, terminé desecha pero me rehice pieza por pieza, aún sigo en ello. Tu estás a punto de abrir tus alas, y yo te veré en vuelo, lo sé. Te extraño.