lunes, enero 08, 2024

Un río bravo, una fan y Eduardo Jaimes.

 

Iba caminando por el jardín de San Francisco, quedé de encontrarme con una hermana, llegando la vi, y de inmediato me acerqué, ella no venía sola, venía con Luna, la mujer de la que me enamoré a primera vista, como nunca me había sucedido, ni me ha vuelto a suceder, el famoso “amor a primera vista” existe, no lo podía creer. A los dos días partimos rumbo a Xilitla, el sitio donde pude ver que la magia existe; hace ya más de una década de que eso sucedió.

Pasó el tiempo, y poco a poco me di cuenta y aprendí a aceptar que había dejado una parte de mi en ese sitio, a voluntad; y a pesar de volver un par de veces durante los años, jamás tuve la intención de recuperar eso que había dejado, hasta hoy. Sandra, mi hermana, se ha encargado de crear una de las tribus más bellas a las que se puede pertenecer, y en esta ocasión estuvimos Una Oveja Cósmica, La Porrista musical, La Piedrita suelta y La Diva, en disposición de lo que la vida nos dé, en camino a lo que siempre nos rodea de belleza, de claridad. Llegamos a Xilitla por la noche, llenas de música, y grandes augurios, dormimos en el castillo de los sueños, con mariposas y una gran vista. Nos contamos el pasado, el presente y el futuro, caminamos entre hojas de colores, trabajamos y nos apoyamos en ello, bebimos brebajes y algo de agua, deleitamos el paladar de la mano de nuestra chef estrella, quien siempre está para guiarnos en esos temas, en cómo alimentar el alma y el cuerpo. Medité para después dejar que el río se llevara todo lo malo e innecesario que habitó en el cuerpo, en el alma y en el corazón, me hice una con mi calor y el frío de su agua, encontré la temperatura ideal para seguir andando, para abrir el corazón a todo aquello que me rodea, y ver con asombro la maravilla de los nuevos encuentros, de crear nuevos círculos que me mantengan en seguridad, armonía y tranquilidad.

Me siento afortunada, siempre lo siento, pero ahora llega acompañada de un agradecimiento diario, de un abrir los ojos para cada quien, para cada cual, para cada lugar; recuperé parte de la magia, recuperé la ternura y su permanencia en cada acto. Todo en un solo sitio, en un solo círculo, cerrado y seguro, con el que podré contar para cada paso que daré en el futuro, para cada algo que se genera a diario, siempre hacia arriba, siempre hacia adelante. Sabio hundir la cabeza en el río para que todo fluya y vivir, sólo vivir de la mejor manera posible; y seguir viajando hacia adentro, para sentir todos los paisajes que están afuera. Gracias tribu, les amo.