Con el corazón abierto, de par en par, con los ojos borrosos de llorar, con lágrimas de ignorancia y ternura, todo esto cae desde mi, desde mi cielo hasta mis pies que pisan la tierra, que la sienten temblar, gritar en silencio, con su piel volando en polvo. No me sirve pensar en los juicios, ni en quien habrá de juzgar, hace tiempo que no tengo amigos imaginarios, ya sólo veo mis manos, y sé que algo podré hacer, más que gritar, más que decir, más de lo que parece, más.
Y a pesar de que mi esperanza esté sosteniéndose sólo con una ilusión y con la incomprensión sé que día a día, noche a noche, luna a luna ha de crecer, porque está dicho, nadie podrá ir más allá de lo natural,nadie ha de golpear con sus manos a la tierra y no sentir dolor, absolutamente nadie. Y será en vida. Entonces ellos temblarán, a ellos se les ha de partir el corazón.
¡Vive esperanza mía, Vive!
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