
cada mañana y cada noche, cada instante y en cada latir me quedo perpleja.
Amo el sonido,
el que suenan ligero, y el que pesa,
amo todos y cada uno de los instantes en que brota de mis manos
y de mi corazón.
Son la poesía de mis oídos,
el sonar del agua, del viento, de la tierra y del fuego...
Gracias.
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